Ya que te hemos hecho una guía sobre lubricantes para motores automovilísticos, ahora te explicaremos todo sobre lubricantes industriales.
La cuestión es que toda máquina requiere de lubricación para evitar los daños por fricción, es por eso que existen los fluidos para aplicaciones industriales, que se utilizan en los sistemas mecánicos de plantas de fabricación.
La importancia de la aplicación de fluidos a escala industrial reside, básicamente, en que te ayuda a evadir problemas económicos y, aunque no lo creas, con el uso de lubricación también puedes evitar problemas legales.
¿Qué le pasaría en una fábrica si no se utilizan lubricantes industriales?
Acá te enumeramos algunos aspectos desfavorables para que lo tengas más claro:
Sin duda alguna, entre las más tediosas consecuencias de no utilizar fluidos encontraremos los errores de producción, lo que se traduce en pérdidas de tiempo y material.
Cuando las piezas metálicas de una industria no cuentan con la lubricación adecuada, requieren de mayor esfuerzo para cumplir con sus funciones, por lo que el consumo de energía es mayor.
Al igual que en los motores de automóviles, las máquinas que no están lubricadas demandan más combustible.
Sin el mantenimiento adecuado (que obviamente incluye la lubricación) las averías de los sistemas mecánicos empiezan a hacerse más comunes y los gastos por reparación más costosos.
Esto hace que se comprometa el rendimiento y la vida productiva de las maquinarias.
Por falta de lubricantes, puede ocurrir lo menos deseado: los accidentes laborales que, en el peor de los casos, pueden costar la vida de los trabajadores. (Aquí es donde nos referíamos a que los problemas podrían escalar al ámbito legal).
El nacimiento de los lubricantes tuvo lugar algunos milenios atrás, aunque sería impreciso establecer una fecha exacta. De lo que se tiene certeza, es que incluso los egipcios hacían uso de lubricantes.
De acuerdo a lo reseñado en el portal español Calor y Frío, esa civilización utilizaba las grasas de animales para evitar la fricción de sus carruajes y en sus herramientas de construcción.
Más adelante empezaron a ligar esas grasas con cal y aceites vegetales.
Con la aparición de las primeras máquinas y motores a vapor, y la llegada de la Revolución Industrial, las necesidades de lubricación fueron más exigentes: las grasas animales y aceites vegetales no serían suficientes, entonces empezaron a utilizarse lubricantes a base de jabones metálicos de sodio, aluminio y bario.
Sin embargo, no fue hasta mediados del siglo XX cuando aparecen los lubricantes un poco más modernos a base de litio, que fueron llamados “grasas multiusos”, específicamente aplicadas a vehículos a motor y máquinas industriales.
Aunque los aceites vegetales y animales lubricaban perfectamente, no eran estables, se oxidaban demasiado rápido y se descomponían en un abrir y cerrar de ojos.
Aquí es donde entran los aceites minerales, derivados del crudo de petróleo, que en la actualidad son los más utilizados.
Hoy en día son tantas las industrias que existen, con funciones tan variadas, que es inevitable que los fabricantes de aceites lubricantes sigan trabajando por perfeccionar fórmulas que atiendan las necesidades específicas de lubricación de cada pieza.
Por eso en el mercado se encuentran diversos tipos de lubricantes para aplicaciones industriales, en diferentes estados de la materia.
A continuación, te explicamos algunos de ellos.
Son utilizados en procesos donde existen dos estados de fricción: sólida y fluida. Al haber fricción mixta, los lubricantes sólidos son empleados para soportar condiciones extremas de temperatura y carga.
Aunque estos lubricantes tienen varias presentaciones, lo común es que los encuentres en polvos, como la pulverización de grafito, la pulverización de disulfuro de molibdeno (Moso2), la pulverización de silicona seca y la pulverización politetrafluoroetileno (PTFE, comercialmente conocido como teflón).
Entre otros lubricantes secos se encuentra el nitruro de boro hexagonal (hBN, conocido como cerámica), y el cerflón, la unión en una sola partícula del PTFE con el hHB.
¿Dónde suelen utilizarse los lubricantes secos? Generalmente en maquinarias de altas cargas a escala industrial. También son aplicados en varillas roscadas, barras de acero, rieles de impresoras y cerraduras.
La única desventaja de los polvos es que suelen sedimentarse.
Sin embargo, poco a poco algunas empresas se han encargado de ir corrigiendo este problema. Lo mejor será que compruebes con tu proveedor que tu lubricante es capaz de dispersarse.
El uso de grasas en la actualidad es una de las más comunes en el ámbito industrial. Tiene varios usos ya que posee una gran capacidad de adaptación.
Estos lubricantes están compuestos por una base de aceite mineral o sintético y un espesante. En ocasiones se pueden encontrar partículas de lubricantes adicionales como el disulfuro de molibdeno, el grafito o el PTFE.
Una de las razones por la cual muchos escogen los lubricantes en grasas es porque se desenvuelven bien tanto en ambientes húmedos, secos, corrosivos y polvorientos. Además, funcionan bien bajo diversas velocidades, cargas y temperaturas.
Generalmente se aplican en piezas como cadenas, rodamientos, articulaciones y engranajes.
A que se adhieren a las superficies son usadas también como lubricantes selladores de contenciones como agua y polvo. También es posible que algunos utilicen las grasas para evitar el daño y corrosión sobre estas superficies, como si fueran barreras protectoras.
Ojo, debes tener mucho cuidado de utilizar grasas cuando se trata de mecanismos con piezas muy finas y que trabajen a velocidades altas, ya que este tipo de lubricantes podrían resultar demasiado espesos y lo menos que quieres es ocasionar un mal funcionamiento por resistencia al movimiento del conjunto mecánico.
Se aplican generalmente en talleres con fines de mantenimiento rápido. Pueden llegar a tener mucha capacidad de penetración, pero suelen ser ineficientes cuando se trata de maquinarias más complejas.
Un lubricante en aerosol, o revestimiento, funciona perfectamente para piezas de tamaño modesto como cerraduras, engranajes pequeños, candados y correas.
Son similares a la pintura, ya que forman una película delgada sobre una superficie con asperezas, disminuyendo la fricción que pueda generarse. Además, tienen mucho en común con los lubricantes secos ya que también están compuestos de grafito, disulfuro de molibdeno y politetrafluoroetileno.
La diferencia es que se mezclan con un disolvente, como el alcohol, que se evapora después de la aplicación.
Los aceites para aplicaciones industriales son los reyes del mercado en este sector. Uno de los principales beneficios, es que están compuestos por cadenas de polímeros que, por lo general, tienen una alta resistencia mecánica.
Además, al igual que los lubricantes para vehículos, los aceites industriales están hechos a base mineral, base semisintética o sintética.
Estos últimos, los sintéticos, son la alternativa preferida ya que es posible añadirles aditivos capaces de potenciar propiedades específicas, lo que representa una gran ventaja en comparación con otros lubricantes.
Si todavía no lo tienes claro, acá te dejamos una lista con más beneficios de los aceites industriales sintéticos:
Se descomponen en menos tiempo.
Contribuyen al ahorro energético.
Funcionan en un rango de temperatura más amplio.
Alta resistencia a la oxidación.
Una última cosa que destacar sobre los aceites industriales sintéticos, es que pueden aplicarse, prácticamente, en casi cualquier maquinaria.
Se usan comúnmente en rodamientos industriales, herramientas de corte industrial, compresores de aire, cajas de engranajes, entre otras máquinas.
En la actualidad cada vez hay más fabricantes de aceites industriales preocupados por el impacto ambiental.
Es por ello que surgieron los lubricantes biosintéticos que, en vez de tener una base mineral (como los aceites sintéticos tradicionales), tienen una base biodegradable y renovable.
La magia de estos lubricantes ocurre en la forma en que trabajan algunas moléculas que tienen un alto índice de viscosidad natural. Un buen ejemplo son las moléculas de las semillas de algunas plantas que contienen aceites que funcionan como reservas de energía, cuya viscosidad es adaptable en temperaturas extremas.
Aunque los lubricantes sintéticos son relativamente nuevos, y todavía no dominan el mercado, el desarrollo tecnológico de estas técnicas de producción no ha cesado.
Se espera que en un futuro no tan lejano tengan una presencia notoria en la industria.
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