En muchos sentidos, podríamos convenir en que el mecánico tiene una labor de oficio. De conocimiento empírico, de repetición constante hasta que se hace bueno.
No obstante, también es cierto que, en ocasiones, esa tendencia al aprendizaje empírico viene con la aparición de creencias que no tienen un fundamento comprobable. O que directamente están erradas.
En este artículo te hablaremos de 3 mitos que comúnmente se escuchan entre los recodos de un sinnúmero de talleres mecánicos. ¡Esto es para reírse!
Clásico. ¿Quién no ha escuchado esta recomendación bienintencionada de su mecánico de confianza?
Es común –al menos en Venezuela– que el mecánico te recomiende cambiar el aceite lubricante de tu vehículo una vez que el mecánico considera a tu vehículo algo así como un anciano automotriz.
«Ya va siendo hora de cambiarte a un aceite más viscoso», te dice. Y tú asientes porque, bueno, él es el mecánico.
Ahora imagina que vas al médico. Con la edad, uno tiene que cuidarse cada vez más. En la consulta, el médico te dice que los 50 te han pegado con fuerza y que ya va siendo hora de cambiar tus 6 litros de sangre por 6 litros de sirope de chocolate, que es más denso y protegerá mejor tus arterias y órganos.
¿Le creerías?
Probablemente no, a pesar de que él es el médico.
Todos los vehículos tienen un aceite recomendado por el fabricante según qué viscosidad le conviene al modelo de vehículo. Eso es así y así permanece.
Un aceite más viscoso de la cuenta solo aumentará el nivel de fricción entre las partes del motor, aumentando el desgaste y la probabilidad de averías.
El mecánico procede a colocarse una pequeña cantidad de aceite entre el índice y el pulgar. Une los dedos y ve cómo se forman hilos con la sustancia, a lo que él expresa:
«Este es del bueno, mira lo viscoso que es».
Y la verdad es que no es tan sencillo. Los aceites y su viscosidad no se miden de esa manera.
Cuando un aceite es formulado, se seleccionan sus bases, se diseña el paquete de aditivos y se ajusta para alcanzar determinados y específicos requerimientos dependiendo de para qué vaya destinado.
Durante todo este proceso, se mide la viscosidad. La viscosidad necesita estudiarse en situaciones que simulen las condiciones dentro del motor en trabajo.
La viscosidad varía dependiendo de la temperatura. En frío (temperatura ambiente) y en caliente (con el motor en marcha). Estos 2 rangos de temperatura son los que arrojan las características reales de viscosidad del producto.
Así que si llegas a ver a tu mecánico midiendo la viscosidad del aceite entre sus dedos, ten en cuenta que, en realidad, no te está diciendo mucho.
Este es el consejo que generalmente se daba en el pasado, basados en meramente las características de los aceites durante esos tiempos.
Esto ha cambiado. Las tecnologías empleadas en los aceites de vehículos han mejorado, lo que da como resultado aceites mucho más duraderos y menos viscosos, lo que facilita el arranque en frío.
Asimismo, los vehículos también han evolucionado enormemente. En la actualidad, un carro puede recorrer hasta 7.500 kilómetros sin necesidad de un cambio de aceite.
Por supuesto hay ciertos factores a tomar en cuenta. Por ejemplo, si estás empleando un aceite hecho con bases de Grupo I, que ya se consideran obsoletas. O si tu vehículo es un modelo muy viejo de, por ejemplo, los noventas para atrás.
Todas las bases que se emplean en los productos Chronus son de Grupo II, por lo que, independientemente de tu vehículo, nuestros aceites siempre te entregarán un óptimo desempeño.